Seguridad

¿Qué consecuencias tiene el actual auge de desinformación en la era digital?

Internet se ha convertido en un vasto depósito de conocimientos accesible con solo unos clics. Sin embargo, esta facilidad de acceso ha fomentado la proliferación de desinformación, convirtiéndose en un riesgo significativo debido a la gran cantidad de información disponible. La difusión de noticias falsas, teorías conspirativas y datos manipulados puede influir en la opinión pública, distorsionar el debate democrático y amenazar la cohesión social.

De hecho, Internet es ahora un campo de batalla donde la información se comparte, filtra y distorsiona con intenciones maliciosas. Individuos y grupos utilizan la red para insertar información falsa y sesgada, controlando narrativas y favoreciendo intereses particulares. Además, la desinformación en redes sociales se intensifica con el uso de bots, que representan un serio desafío para la veracidad del discurso público. Estudios indican que casi la mitad del tráfico en Internet proviene de estos bots, que propagan información falsa, afectando debates globales como el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Para combatir la desinformación, los usuarios deben ser más diligentes al filtrar información confiable. “La aparición de tecnologías de deepfake, que generan audio, imágenes y vídeos falsos mediante IA, ha intensificado las campañas de desinformación, dificultando aún más la identificación de la veracidad de los contenidos en línea”, advierte Josep Albors, director de Investigación y Concienciación de ESET España, empresa líder en ciberseguridad.

El papel de ChatGPT

Con el auge de la IA, ESET alerta que herramientas como ChatGPT, que utilizan grandes modelos lingüísticos entrenados con datos de Internet, pueden perpetuar falsedades y validar ideas erróneas. Este fenómeno subraya la necesidad de un análisis crítico de las respuestas proporcionadas por estas tecnologías.

La desinformación en sus diferentes formas y formatos

Distinguir entre lo verdadero y lo falso es cada vez más difícil. “La desinformación en la era digital se manifiesta a través de múltiples canales, cada uno con sus propias tácticas”, señala Albors. ESET recuerda que los artículos e informes pueden variar desde verdades subjetivas hasta webs ficticias diseñadas para engañar. Las redes sociales actúan como amplificadores de esta desinformación, permitiendo la rápida propagación de artículos de fuentes dudosas, comentarios falsos y grupos dedicados a la difusión de falsedades. Los foros y secciones de comentarios también se convierten en espacios de promoción de noticias falsas y extremismo.

El contenido audiovisual, como vídeos e imágenes, se utiliza para crear narrativas engañosas a través de reportajes falsificados y memes con propaganda. “Una de las amenazas más sofisticadas es el uso de deepfakes, que imitan a personas reales, complicando la identificación de falsificaciones y pudiendo ser utilizadas en actividades delictivas”, añade Albors.

¿Cómo hacer frente a la desinformación?

- Reflexionar críticamente.

No aceptar información a primera vista, especialmente de fuentes no verificadas. Cuestionar el contenido de "expertos" sin credibilidad o historias demasiado extraordinarias.

- Verificar la información.

Contrastar la información con fuentes objetivas y webs de verificación de hechos.

- Consultar diversas fuentes.

Formar una opinión con información de múltiples fuentes legítimas para tener una visión amplia y fundamentada.

- Mantener la calma en debates.

Evitar provocaciones de usuarios que buscan desviar o polarizar la conversación.

- Educación para combatir la desinformación.

La Unión Europea ofrece recursos sobre tácticas de desinformación, útiles para aprender a detectar falsificaciones.